Tuna de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque

domingo, 15 de enero de 2017

Lo que se debe saber antes de ingresar a la Tuna


Sirva la presente para hacer de conocimiento a todos nuestra familia, amigos, conocidos y gente aún por conocer, que comprendan que la vida de un tuno es durísima, comparada con las esposas engañadas en las telenovelas venezolanas, mexicanas, colombianas, etc.

Breve mente para que tengan una idea, desde el momento que alguien decide integrar la tuna sufre las consecuencias, en su primera etapa (aspirante) debe vestir completamente de negro; tenemos que aceptar que es un atuendo bastante elegante: pantalón, camisa negra y zapatos negros (está de más decir que los calcetines también de color serio); pero también debemos lidiar con las miradas de lástima, con las caras de preocupación de los familiares que inmediatamente preguntan: “¿el abuelo?” o con los pésames que se recibe por nuestro peculiar atuendo.

Semanas van semanas vienen y llega una en que el aspirante asciende y se convierte en el aprendiz del tuno : “el pardillo” y desde el nombre ya empieza la mofa, este peculiar sustantivo se deforma en “perdido”, “pedrillo”,  “pedrito”, lo cual, es poco comparado con lo que pasa al ponerse la vestimenta propiamente dicha de pardillo, para los pocos entendidos el traje de pardillo consta de jubón, gregüescos y lo mejor: calzas, medias pantis, leggins o como quieran llamarle lo importante es que son muy cómodas y jalan la mirada de más de una (modestamente). La jarana empieza cuando un pardillo nuevo se dispone a salir a la calle con el traje antes descrito, el primer escollo son los padres (en realidad el padre), aquellos se lamentan, lloran, hacen pataleta, se indignan, se preguntan a sí mismos en que fallaron, qué habrá propiciado el cambio repentino, si su hijo parecía ya encaminado en la universidad, es en ese momento donde debemos explicar que somos machos peludos con pelo en pecho y que la vestimenta es a la antigua usanza española allá por el siglo XIII y no tienen nada que temer. Una vez superada la barrera de los padres (del padre) se tiene que enfrentar bizarramente a las miradas de aquellos vecinos que andan pegados a sus ventanas o los  que por ahí caminan (para nuestra mala suerte), se empeora el asunto si se encuentra con un amigo de confianza el cual se burla  sin reparo en tono ameno pero con la promesa de informar a los demás camaradas de la cuadra de lo que vio. Paso  siguiente es ir al lugar de reunión con los demás integrantes de la tuna, que naturalmente es la plazuela “Elías Aguirre” (visítennos), en el caso más dramático puede ser caminando y ahí sí se arma la jarana con guitarra y cajón, silbidos, piropos, frases subidas de todo, gritos sugerentes, besos voladores y demás joyitas que provienen de hombres o mujeres que por ahí pasan y escuchamos en silencio (más nos vale). La odisea acaba al juntarse con los amigos y ahora ya no es un muchacho con pantis sino tres, cuatro, cinco…o treinta y cinco (guapos y encantadores), ahí se acaba la “humillación” callejera y empieza la diversión y empezamos a cruzar la población con alegría y buen talante.

Luego, ya en la etapa de tuno el traje sufre una pequeña gran transformación, se le añade al traje de pardillo la beca (especie de paño que cruza el pecho hasta la espalda pasando por los hombros en forma de “V”) y el uso más frecuente de la capa, que por el aspecto que nos da esta prenda nos llueven cumplidos como “Batman”, “Superman” y en el peor de los casos “Robin”.

Palabras más palabras menos, esta es una pequeña descripción de los avatares que atraviesa un tuno, pero no se dejen llevar por las apariencias, lo antes descrito son solo gajes del oficio ya que al convertirse alguien en tuno o desde el primer momento que decide hidalgamente aprender el arte de tunería, pasa a formar el 0.5% de la población mundial, ese porcentaje de seres tañedores, andariegos, nocheriegos, románticos y por sobre todo, estudiantes universitarios, destinados a vivir la vida universitaria de una manera diferente (la mejor manera).

La Tuna Universitaria es una tradición antiquísima proveniente de España, de estudiantes varones que usaban la música como instrumento para cubrir sus necesidades cantando en fondas, palacios y demás lugares que les convenga, de esta manera compensaban su pobreza y lograban saciarse. A parte estos estudiantes gustaban de la vida relajada y alegre con sus amigos de igual condición, es por eso que pasado el tiempo aparecieron estudiantes con buena posición económica pero que gustaban del estilo de vida delos tunos y es cuando pugnaban por ser uno de ellos. En la actualidad las universidades más importantes poseen tuna y dan la oportunidad a sus estudiantes de vivir de esta forma en su versión moderna. Somos vistos como artistas que se presentan en eventos de relevancia con nuestra música y la picardía de nuestras coplas, pero somos más que eso representamos la vigencia de una tradición que no muere y no morirá, somos los embajadores que llevamos siglos al hombro con mucha alegría y orgullo. Cualquier estudiante varón de esta notable universidad puede aspirar a ser uno de nosotros, porque no importa si no sabe tocar un instrumento, de nuestra mano aprende, no importa si nunca ha hablado en público con elocuencia, nosotros le instruimos; aprenderá medularmente a amar la tuna como la amamos cada uno de nosotros y a al final del proceso de aprendizaje podrá ceñirse la beca y tener el orgullo de decir que es tuno y no por cinco años, que es lo que dura una carrera regular, al contrario un tuno desde que nace no deja de serlo hasta la muerte. Es por eso que en muestras filas tenemos abogados, ingenieros, médicos y demás profesionales, que cuando eran jóvenes decidieron firmemente pertenecer a este centenario menester y que hasta el día de hoy, algunos lustros después de graduarse, siguen llevando el escudo de su alma mater en el pecho, siguen portando el histórico traje y por sobre todo, siguen viviendo alegremente junto a sus hermanos tunos de ayer, hoy y esperando a las generaciones futuras.
Pardillo Lobito de la TUNPRG y de todas las tunas.
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